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En las calles empinadas, laberínticas y empedradas del casco histórico de la capital de Portugal se respira un aire nostálgico tan entrañable como mágico. Sus edificios decadentes con balcones de hierro con ropa tendida son el escenario ideal donde escuchar fado.
Ciudad nostálgica
Dar un paseo por el bullicioso barrio de Alfama, con sus bellos edificios históricos, miradores y tabernas es una buena manera de empezar a tomar contacto con una de las ciudades más carismáticas de Portugal. En él, está la Porta do Sol donde podrás empezar el día tomando café con sus casas color pastel en primer plano y, de fondo, el río Tajo. En Alfama también está el Panteón Nacional donde descansan héroes y personas célebres del país. Bélem es otro barrio muy bonito, donde podrás degustar los pasteles que llevan su nombre, todo un símbolo en la ciudad. Subirte al histórico Tranvía Amaraillo 28 te trasladará a otra época mientras recorres el centro histórico. La Sé es la Catedral de Lisboa, de estilo románico. No te marches sin disfrutar de las vistas desde el elevador de Santa Justa.