El mar y la montaña se funden de manera espectacular en uno de los paisajes más bucólicos e icónicos del Mediterráneo. Sus 214 kilómetros costeros fueron la fuente de inspiración del gran Salvador Dalí.
Paraíso de artistas y escritores
Vamos a empezar por Cadaqués, uno de los pueblos pesqueros más bonitos de la Costa Brava. Sus preciosas calitas y callejuelas empedradas contrastan con el blanco impoluto de sus edificios. Pinos y buganvillas amenizan un paisaje romántico como el de la Cala d’Aiguafreda, en Begur. Los Parques Naturales de la Costa Brava conservan una de las biodiversidades más importantes del Mediterráneo. No puedes perderte el Cap de Creus y su icónico faro, el Parc d’Aiguamolls de l’Empordà o Les Illes Medes, un destino muy popular entre los submarinistas. Si eres un amante de la música te recomendamos parar en Calella de Palafrugell a escuchar el canto de las habaneras y probar el ‘suquet de peix’, un plato típico de pescado. Empúries fue la puerta de entrada de la cultura griega y romana en España. No puedes perderte las ruinas de l’Escala.