Si eres un amante del buen comer, no puedes perderte los mercados de la isla que están llenos de productos frescos y sabores autóctonos. En invierno, puedes recorrerlos a tu ritmo y disfrutar del auténtico ambiente mallorquín.Elena Palacios
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Por Elena Palacios
Apasionada del marketing, creativa y curiosa. Le encanta perderse entre las calles de una ciudad o sumergirse en las páginas de un buen libro. Enamorada del arte de crear, dar vida a ideas y unir palabras para contar historias.
¿Quién dijo que Mallorca solo es para el verano? Cuando el calor se va, la isla se transforma y revela su cara más tranquila y auténtica. Este es el momento perfecto para descubrir la Mallorca que pocos conocen, alejada del bullicio, pero igualmente fascinante.
El bullicio del verano desaparece y las calles del centro de Palma se convierten en un terreno tranquilo que explorar. Olvídate de la masa de turistas, en temporada baja puedes disfrutar de la ciudad con toda la calma del mundo.
Descubre los barrios céntricos que te enamorarán. La Lonja, que invita a perderse entre sus callejones llenos de historia y un ambiente nocturno lleno de vida. El Born fusiona modernidad y tradición con sus tiendas de diseño y acogedores cafés. El Casco Antiguo ofrece un viaje en el tiempo que culmina en la imponente Catedral. Y Santa Catalina, el barrio bohemio, lleno de color con sus mercados locales.
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En invierno las colas son mucho más cortas, así que aprovecha la oportunidad para empaparte de historia y arte sin las multitudes. No puedes perderte:
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Los días frescos en Mallorca piden a gritos platos contundentes y sabrosos. Y qué mejor que deleitarte con exquisiteces como el frito mallorquín o las sopas mallorquinas, platos estrella cuando llega el frío; un arroz brut con sus sabores intensos de temporada o una coca de trampó recién salida del horno.
Si quieres probar deliciosos platos como estos, te recomiendo visitar:
Otro lugar perfecto para encontrar lo mejor de la gastronomía de Mallorca son los mercados locales. El Mercado de Olivar o el de Santa Catalina te harán sentirte como un auténtico mallorquín, con productos frescos y locales que querrás llevarte a casa.
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Si tu visita coincide con la Navidad, te recomiendo que reserves una tarde para ver las luces que adornan la ciudad, ¡te vas a enamorar! Palma se transforma en un escenario de cuento de Navidad, con calles iluminadas y un ambiente navideño. Haz una parada en la Plaza Mayor para ver el árbol de Navidad más grande o piérdete en las luces de la Avenida Jaime III y Passeig del Born.
El invierno también acoge las fiestas populares en honor al patrón de Palma: San Sebastiá. Música, tapas y un ambiente festivo invaden la ciudad la noche del 20 de enero. Las celebraciones se alargan hasta altas horas de la madrugada alrededor de hogueras. Es el momento perfecto para unirte a los vecinos y vivir la verdadera esencia de la cultura mallorquina.
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Valldemossa: el rincón de los artistas
Un paraíso escondido entre montañas, famoso por su monasterio y su conexión con Chopin. En invierno, el pueblo se convierte en un lugar aún más especial perfecto para relajarte mientras tomas chocolate caliente con coca de patata, el dulce típico del pueblo.
Deià: el refugio de artistas
Si te encanta el arte, este es tu lugar: galerías y talleres de artistas te esperan para que te inspires con lo mejor de la creatividad local. Las callejuelas empinadas y las casas de piedra se ven aún más bonitas con el cielo despejado y la montaña que le rodea.
Sóller: entre el mar y la montaña
Situado en un valle rodeado por la Sierra de Tramuntana, en este pueblo puedes pasear por sus calles llenas de encanto y, si te apetece, sube al tranvía que te lleva al puerto. Y no te vayas sin probar un buen “arròs brut” acompañado de una copa de vino local, te encantará.
Pollença: cultura, tranquilidad y buena comida.
Este pueblo en invierno te robará el corazón. La paz es casi absoluta, y puedes disfrutar de su vida local sin aglomeraciones. Aprovecha para pasear por su Plaza Mayor y conocer la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles. Y por supuesto, no te olvides de disfrutar de su gastronomía local.
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Si eres un amante del buen comer, no puedes perderte los mercados de la isla que están llenos de productos frescos y sabores autóctonos. En invierno, puedes recorrerlos a tu ritmo y disfrutar del auténtico ambiente mallorquín.
Santa Maria y Consell: tradición en estado puro
De todos los mercados de la isla, Santa Maria y Consell son dos de los más tradicionales. Aquí encontrarás productos frescos, verduras de temporada y una gran oferta de exquisitos embutidos locales. Es el sitio perfecto si quieres llevarte un pedacito de Mallorca a casa.
Andratx: donde el campo se encuentra con el mar
El mercado tradicional de este pueblo tiene ese aire rústico que tanto nos gusta. Desde frutas frescas hasta ropa y antigüedades, todo tiene un toque muy especial. Y, si te queda tiempo, no dudes en explorar sus alrededores, es uno de esos lugares que se queda en el corazón.
Inca: el mercado más auténtico
Este mercado semanal es muy popular y se llena de vida cada jueves, con gente que compra productos frescos, ropa, artesanías mallorquinas y mucho más. El bullicio, los olores de la comida, las voces de los vendedores y el constante ir y venir de los compradores hacen de este lugar un espacio especial y lleno de energía. Si tienes oportunidad de ir, te aseguro que lo disfrutarás mucho.
Santanyí: artesanía e historia
Es conocido por su ambiente pintoresco, rodeado de calles estrechas y edificios tradicionales de piedra. Cada miércoles y sábado, el mercado se llena de puestos que ofrecen desde productos frescos hasta artesanías locales. Pero no solo es un lugar para comprar, sino también para disfrutar de la arquitectura de la ciudad, el arte local y la comida tradicional mallorquina.
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Mallorca es un paraíso para el senderismo, con rutas para todos los niveles. Desde la Serra de Tramuntana hasta s'Albufera, la isla ofrece paisajes únicos. Y que mejor época que el invierno para disfrutar del senderismo en Mallorca.
Sierra de Tramuntana: el corazón de la isla
es el corazón montañoso de Mallorca, declarada Patrimonio de la Humanidad. Sus impresionantes paisajes, con montañas, valles y acantilados, son ideales para el senderismo. En invierno, las rutas se vuelven más frescas y agradables, y puedes disfrutar de paisajes espectaculares sin las multitudes veraniegas. ¡Todo un placer!
Camí d’es Correu: historia y naturaleza en un solo paso
Este antiguo camino de montaña conecta varios pueblos de la Serra de Tramuntana, y es perfecto para una caminata relajante rodeado de naturaleza. Las vistas son verdaderamente cautivadoras.
Mirador de sa Foradada: un rincón de belleza natural
Sin duda, uno de los lugares más fotografiados de Mallorca, y no es para menos: las vistas al Mar Mediterráneo son impresionantes. En invierno, el aire fresco hace que la caminata hasta el mirador sea aún más agradable y los colores del paisaje añaden un toque especial.
Castillo de Alaró: un salto al pasado
El ascenso al Castillo de Alaró se convierte en una aventura especial en los días claros de invierno. Las vistas panorámicas de la isla te dejarán sin aliento, y el restaurante Es Verger, al pie de la montaña, es el lugar perfecto para reponer fuerzas con su famoso cordero al horno.
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Si eres un amante del buen comer, no puedes perderte los mercados de la isla que están llenos de productos frescos y sabores autóctonos. En invierno, puedes recorrerlos a tu ritmo y disfrutar del auténtico ambiente mallorquín.Elena Palacios
¿Quién necesita el verano cuando puedes disfrutar de Mallorca en invierno? La isla tiene todo lo que buscas, también en temporada baja: tranquilidad, naturaleza, cultura, buena comida y, sobre todo, ese toque auténtico que la hace única. Y si buscas un lugar donde quedarte, los hoteles urbanos en el centro de Palma te ofrecen la comodidad que necesitas para una escapada inolvidable. Así que prepara ya tu viaje a Mallorca en invierno.