Gastronomía: Qué comer para no caer rendido
Como te adelantaba, hay múltiples opciones gastronómicas. De hecho, podrás probar casi todas las especialidades de la cocina alemana, siendo el codillo de cerdo (Schweinshaxe), las salchichas asadas (Bratwurst) y el pollo asado (Hendl) los platos más populares. También encontrarás brochetas de buey, pato con bolas de patata y col roja y Steckerlfisch, que es un pescado (caballa, salvelino o plática) hecho a la parrilla y servido en un pincho. Los pretzels no pueden faltar y, por supuesto, también hay opciones veganas como la obatzda (mezcla de quesos picantes), sopas de calabaza o patata y todo tipo de Knödel, que son albóndigas de pan sazonadas con cebolla, perejil y nuez moscada.
Más allá de la cerveza: atracciones
Es común pensar que la Oktoberfest es solo cerveza, pero nada más lejos de la realidad. También es una gran feria popular (Volksfest) para toda la familia, con atracciones, clásicas y modernas, que forman parte de la tradición bávara.
El carrusel (Krinoline) lleva casi 100 años dando vueltas, y es una de las atracciones más antiguas de la Oktoberfest. El Toboggan es otro clásico, y tal vez sea la atracción más divertida de todas. Es un tobogán de madera, pero la gracia está en la cinta transportadora a la que hay que subirse para llegar arriba. Se requiere equilibrio, por lo que las risas del público están aseguradas. La noria (Riesenrad) es icónica y desde lo alto se puede contemplar todo el Theresienwiese, las carpas y la ciudad. No puedes perderte el Schichtl, un peculiar teatro de variedades que se lleva realizando desde 1869 con humor picante, sátira política y chistes locales. La función estrella es la guillotina, en la que “ejecuta” a un espectador con un estilo tan teatral y exagerado que acaba en carcajadas. La barrera del idioma aquí es importante, pero este último número podrás disfrutarlo sin necesidad de entender lo que digan.
Viste la piel bávara
No todo el mundo lleva el traje tradicional bávaro, pero sí la gran mayoría. Por lo que, si quieres pasar desapercibido, tendrás que hacerte con uno. Lo primero y más importante de todo es que no se trata de un disfraz, sino de un símbolo de identidad. Los locales lo llevan con un orgullo y está tan interiorizado que muchos acuden a sus oficinas vestidos así. Los días de la Oktoberfest, claro.
Entrando en materia, “Dirndl” es el nombre que recibe el traje que llevan las mujeres. Se trata de un vestido ajustado en el torso, con corpiño, blusa de color blanco y falda amplia hasta las rodillas. Por encima lleva un delantal que, como dato curioso, funciona como semáforo sentimental: si el lazo está colocado a la izquierda significa que estás soltera; a la derecha casada, comprometida o “ni lo intentes”; y detrás, viuda o camarera. En cuanto a los accesorios, los más típicos son el collar, llamado “Kropfband”, que es una cinta de terciopelo ajustada al cuello; el bolso en forma de corazón, la chaquetita de lana o las coronas de flores, muy populares entre la gente joven.
Para los hombres, el atuendo oficial es el “Lederhosen”, que consiste en un pantalón de cuero corto o hasta las rodillas, tirantes y una camisa a cuadros (el color va a gusto del consumidor, aunque suele ser rojo o verde). Se completa con calcetines largos de lana, zapatos de cuero y, si quieres ganar puntos, un sombrero bávaro con pluma, conocido como “Tirolerhut”.
El truco para no fallar es evitar los trajes baratos o de tienda online que, sinceramente, parecen sacados de una despedida de soltero. Créeme que los locales lo notarán en seguida. Pero no te preocupes, en Múnich hay muchas tiendas donde puedes comprar trajes de calidad (a partir de 150€ los de gama baja) o incluso alquilarlos por un par de días.